Hoy voy a escribir sobre uno de los temas más controvertidos en relación a los perros: el rol de líder de la manada. El liderazgo es un término muy bonito, y muy importante, pero que se ha ensuciado mucho debido a su mal uso.
Todo grupo social necesita unas normas comunes para todos sus individuos, y todo grupo necesita un líder que encabece ese grupo, que lo represente y lo dirija. Este liderazgo se puede llevar a cabo de formas diversas: hay líderes democráticos, líderes autoritarios, líderes pasivos o ausentes y líderes tiranos. No todos son efectivos, y por supuesto algunos tipos de liderazgo funcionan mucho mejor que otros.
Para plantearnos qué tipo de líder queremos ser, solo hemos de mirar atrás y aprender de los líderes que hemos tenido en nuestra vida: madres, padres, profesores o jefes en el trabajo, nos pueden proporcionar ejemplos de lo que queremos y lo que no, para que un grupo funcione bien. Es importante que pensemos en qué líderes han conseguido nuestro respeto, nuestro apoyo y nos han hecho crecer y aprender más.
Un buen líder ha de ser admirado y respetado. Esto no se consigue por imposición, sino a base de ganarse la confianza del grupo. Un buen líder es el que toma buenas decisiones, es justo, escucha, y sabe motivar y recompensar a los integrantes de su grupo. Estos seguirán al líder porque hacer lo que se les pide siempre será la mejor decisión ya que traerá consecuencias buenas para el bienestar del individuo y del propio grupo.
Esta teoría funciona tanto con personas como con animales, pero ahora vamos a centrarnos en los perros que son los que más sufren del liderazgo mal entendido.
A pesar de que científicamente está obsoleto, a día de hoy es muy frecuente seguir viendo cómo se educa a los perros a base de dominancia y jerarquía mal entendida. Todo esto viene de programas de televisión que no son reales, son puro espectáculo. Por eso en algunos programas pone que no se recomienda usar esas técnicas, y un par de adiestradores que salen en televisión están denunciados por colegios de adiestradores y veterinarios de varios países, debido a que las técnicas que promueven causan agresividad en los perros.
También algunas escuelas de adiestramiento tradicionales, que tenían sus orígenes en los entrenamientos militares que usaban perros en las guerras en el siglo pasado, no han evolucionado y todavía basan su educación en estos métodos completamente desfasados.
Para empezar, los cánidos no lideran en base a la dominancia. Si ponemos de ejemplo a los lobos, sus jerarquías están basadas en el respeto a la edad y la sabiduría. Generalmente los líderes de una manada son los padres de la misma, y ejercen su liderazgo de forma amable y cooperativa. Todo lo que nos han vendido sobre los machos alfa, sometimientos y peleas por el poder viene de unos estudios científicos de los años 70, que estudiaban lobos en cautividad, en manadas antinaturales y completamente estresados. David Mech, el autor de estos estudios, años después estudió manadas en libertad y tuvo que pedir perdón a toda la comunidad científica por sus conclusiones erróneas. Sin embargo, a pesar de ello, el papel del macho alfa ha calado tan hondamente en la sociedad que aún sigue muy vigente… tal vez porque es más real en algunos tipo de primates que en cánidos.
¿Qué sucede cuando educamos a un perro en base a la dominancia? Muy fácil, si educamos con agresividad vamos a generar agresividad. Si educamos a un perro con dominancia pueden suceder dos cosas: si el perro tiene un carácter fuerte, le estaremos enseñando a ser dominante; si el perro es más inseguro, crearemos miedo en él, y ambas consecuencias generan agresividad.
Es de vital importancia difundir que la agresividad específica de perros hacia personas está causada siempre por un historial de miedo hacia las personas en el pasado.
Otro resultado que vamos a obtener es deteriorar el vínculo con nosotros. El perro va a perder la confianza en nosotros, nos va a evitar. Tal vez sea obediente porque nos tiene un poco de miedo, pero no aprenderá nada, seguirá haciendo lo que no nos gusta cuando no estemos presentes, y la relación irá cada vez peor.
Muchas veces regañamos a los cachorros de pequeños, sin ser conscientes de que somos muy grandes y les estamos asustando… la mayor parte de las veces los perros ni siquiera entienden porqué les regañamos, ya que están haciendo cosas naturales de perro. No tenemos que ser unos ogros para causar miedo en un perro sin darnos cuenta. Pero sí es importante que seamos capaces de reconocer, que tal vez no lo hemos hecho del todo bien, y no pasa nada por ello, porque una vez que somos consciente de ello podemos rectificar.
Entonces, ¿cómo debemos comportarnos para ser un buen líder de la manada?
Pues con paciencia, constancia y coherencia. Un líder ha de hacer que las normas se cumplan, pero ha de ser lo suficientemente inteligente para no hacerlo añadiendo problemas en vez de quitarlos.
El primer paso es entender que tenemos un perro que se va a comportar como un perro en una manada de perros… si queremos que haga cosas que no son naturales, deberemos enseñarle con paciencia. Si el perro ya ha aprendido y comete un error, debemos mostrarle que ha cometido ese error. El problema muchas veces es que no sabemos poner límites sin usar castigos, y eso es lo que debemos aprender. Si no eres capaz de hacerlo siempre puedes pedirnos ayuda, y si quieres más consejos sobre cómo educar a tu mascota puedes encontrar más artículos en esta web. Te gustará leer Cómo educar a un perro o un gato.